domingo, 8 de agosto de 2010

Cuantas veces hemos deseado borrar un dia, un instante, un momento,



hasta un año de nuestras vidas a borrarlo todo y vaciar nuestra memoria.


Cuantas veces no deseamos volver a ser niños, vivir todo de nuevo,


recuperar lo que se fue o dejar que el tiempo ponga las cosas en su


lugar. Algunos simplemente no esperan nada del tiempo. Da lo mismo


regresar o avanzar, simplemente renuncian a que el tiempo continúe su


paso y se marchan con lágrimas y un largo adios. Si desearamos en


algún momento perder completamente la memoria y plegarnos por ejemplo


a la frase "comezar de nuevo" ¿cuántas cosas no perderíamos? serían


como aquellas cosas que se extravían accidentalmente en una mudanza


y luego se extrañan. Perderíamos el calor del primer beso y la sensación


de aquel amanecer que fue perfecto. La nostalgia por amores pasados y


la inocencia con la que nos entregamos a lo desconocido esa primera vez.


Quedarían atras los amigos que iban a ser eternos, las cartas que nos


hicieron llorar, la primera o última vez que vimos a un gran amor, los brazos


mas cálidos, el día que pensamos que se iba a caer el mundo, el dolor más


hermoso, la sonrisa mas esperanzadora, el nacimiento del sentimiento más puro.


¿En realidad comenzamos una vida nueva o matamos otra llena de bellos


recuerdos? dejamos una vida y un presente que nos da infinitas oportunidades


por soñar con un futuro perfecto que no existe o un pedazo de cielo donde no


sabemos que nos espera.


¿Vale realmente la pena perder la memoria?

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