Me da igual que quemes el timbre, me da igual que apedrees las ventanas de mi casa, y me dan igual tus mil y un mensajes. Ya no pienso discutir, ni gritarnos hasta desgarrarnos las gargantas. No pienso sentirme culpable, ni insistirte, ni llenarme las tripas de odio. No quiero darte explicaciones y pelear para que las creas.. Hoy elevo mi amor propio a su máximo exponente y te hago invisible. Sabes que puedo mandarte bien lejos por los aires si yo lo quiero así.
domingo, 18 de marzo de 2012
domingo, 11 de marzo de 2012
De nuevo el maldito timbre de llamada en mi Blackberry
Ya se quien es, sinceramente me lo esperaba. Tarde o temprano iba a aparecer, tarde o temprano iba a volver para tocar los cojones otra vez. ¿Que quiere ahora?, eso me pregunté al escuchar el politono de mi móvil. ¿Que espera que haga?, no pienso caer otra vez, lo prometí, y no por el sufrimiento que llegué a pasar por tus tonterias, no por eso, sino por mi. Llamadme egoísta, pero esta vez voy a mirar por mi, por mi corazón, por mis pensamientos. Esta vez voy a guiar mi corazón lejos de ti. Muy lejos. Me verás a kilómetros de ti, gritarás, llorarás, lo pasarás mal, pero yo no te escucharé. Tu tampoco me escuchaste, o si, no se. Solo se que esto no se lo deseo a nadie. Porque nadie se merece este dolor, este sufrimiento, esas noches llorando, esos días en los que todo, absolutamente todo me recordaba a ti. Nadie se merece llorar por un capullo. Nadie se merece creer en sus palabras falsas. Nadie se merece ver al chico al que quieres liarse con otra, y luego que te pongan una excusa mala, pero mala mala. Nadie se merece que después de pasar unos días estupendos con esa persona, le digan : "no tengo nada claro", "confío en ti, pero no en mi", "se que me quieres, y yo a ti, pero no estoy preparado para tener algo serio". ¿Sabéis? por muchas putadas que me haya hecho, no me arrepiento de nada. Porque lo he vivido. Yo quise que tu fueras el protagonista de mis rayadas. Yo quise que fueras tu el que me diera las buenas noches. Yo quise. Y como quise, no me puedo arrepentir. Así que, ni me arrepiento, ni te odio. Solo espero que en un tiempo, seas tu el que me demuestre que me quieres, y que sea yo la que "no lo tenga claro". Llamada finalizada.
Me resbala si follas o fallas. Si estudias o prefieres trabajártelas. Si odias los domingos o si cuentas por ahí que yo estaba loca por ti. Si eres victoria o fracaso. Si te sigue faltando cerebro o te sigue sobrando de ahí abajo. Si bebes para divertirte o para olvidarte. No me quedan ni canciones que recordar, ni canciones para recordarte. He aprendido la lección bien aprendida a base de palos y no me han quedado ganas de volver a verte, ni de noche, ni de mañana. Porque las ganas y la complicidad ardieron en el infierno. Y no me han quedado ganas de ti en general. Sólo una indignación que se parece a la resaca de los domingos y un poco de odio hacia todo lo que tenga que ver contigo. Nunca fui tu amiga, pero aún así, soy una de las mejores cosas que han pasado por tu vida, demasiado buena para un amante de las mentiras. Y cuando llegue el día en el que hagas un repaso de tu lista y sientas ese no se qué porque yo ya no estoy en ella, me verás a años luz de esta pesadilla.
jueves, 8 de marzo de 2012
Si te aburres y no tienes nada que hacer, siempre puedes jugar con los sentimientos de alguien. Puedes confundirla, decirle un día algo para que se crea que te importa, claro, tienes que tener gestos que la hagan emocionarse, aunque sólo lo hagas por pura diversión. Ahora que le tienes ganado el terreno, despliega tu encanto e ignorala por completo, hazte el loco, como si esas palabras nunca hubiesen salido de tu boca, total, la paranoica aquí es esa persona, que ve gigantes donde sólo hay unos putos molinos. Cuando sepas que un día es muy importante para ella que estés presente, mareala, déjala con la incertidumbre, para luego, por supuesto no acudir, ¡faltaría más! Para terminar y yendo por el mismo camino de crear ilusiones falsas, envíale un mensaje, déjale que se prepare para ti, que le fluya la sonrisa y más tarde, déjala plantada y como broche a tu putada de oro, ponle alguna excusa mala, pero mala mala, así tiene más mérito. Por último, para ti mismo, repitete orgulloso: ¡Pedazo de cabrón, que bueno eres, has jugado con sus sentimientos y te la suda!
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